Pregunta:
Las
Biblias católicas tienen 7 libros más en el Antiguo Testamento (46)
que las Biblias protestantes (39). Los católicos se refieren a estos
siete libros como “deuterocanónicos” [1] (segundo canon),
mientras que los protestantes se refieren a ellos como “apócrifos”,
un término usado de manera peyorativa para describir libros no
canónicos. Los protestantes también tienen versiones más cortas de
Daniel y Ester. ¿Porqué hay diferencias?
Respuesta:
Las
Biblias católicas contienen todos los libros que han sido
tradicionalmente aceptados por los cristianos desde los tiempos de
Jesús. Las Biblias protestantes contienen esos libros a excepción
de los rechazados por los reformadores protestantes en el siglo XVI.
La razón principal por la que los protestantes rechazaron estos
libros fue porque no sustentaban las doctrinas protestantes, por
ejemplo, el segundo libro de los Macabeos apoya las oraciones por los
difuntos [2]. El término “canon” significa regla o precepto, y
en este contexto se refiere a “cuales libros pertenecen a la
Biblia, y cuales no”
El
Antiguo Testamento católico sigue el canon alejandrino de la
Septuaginta [3], el Antiguo Testamento que fue traducido al griego
alrededor del año 250 A.C. Los reformadores protestantes siguen el
canon palestino [4] de la Escritura (39 libros), que no fue
reconocido oficialmente por los judíos hasta alrededor del año 100
de nuestra era.
Discusión:
Antes
del tiempo de Jesús, los judíos no tenían definido un canon
universal de la Escritura. Algunos grupos de judíos usaban solamente
los 5 primeros libros del Antiguo Testamento (el Pentateuco); algunos
usaban sólo el canon palestino (39 libros); algunos usaban el canon
alejandrino (46 libros), y algunos, como la comunidad del Mar Muerto,
usaban estos y más. Los canones palestino y alejandrino eran más
normativos que otros, teniendo amplia aceptación entre los judíos
ortodoxos, pero para los judíos no había un canon definido
universalmente para excluir o incluir los “deuterocanónicos”
hasta el año 100 D.C.
Los Apóstoles enviados
por Jesús [5], sin embargo, usaban la Septuaginta (el Antiguo
Testamento en griego que contenía el canon alejandrino) la mayoría del tiempo y debieron haber aceptado el canon alejandrino. Por
ejemplo, 86% de las citas del Antiguo Testamento en el Nuevo
Testamento vienen directamente de la Septuaginta, por no mencionar
las numerosas referencias lingüísticas. Hch 7 provee una pieza de
evidencia interesante que justifica el uso apostólico de la
Septuaginta. En Hch 7,14 San Esteban dice que Jacob vino a José con
75 personas. La versión masorética hebrea de Gn 46,27 dice “70”,
mientras que la Septuaginta dice “75”, el número que usó
Esteban. Siguiendo el ejemplo de los Apóstoles, Esteban claramente
usó la Septuaginta. (También sabemos de otros documentos cristianos
antiguos, como la Didajé [6] y la carta del Papa San Clemente a los
Corintios, que los sucesores de los Apóstoles no solamente usaban la
Septuaginta, sino que citaban de todos los libros en el canon
Alejandrino como la Palabra de Dios).
No hay una “tabla de
contenidos” divinamente inspirada para Biblia, por lo tanto, los
cristianos necesitan una autoridad, como la Iglesia infalible
establecida por Cristo, para discernir cuales libros son los
divinamente inspirados (de hecho, incluso aunque hubiera tal “tabla
de contenidos”, necesitaríamos una autoridad que nos dijera si la
lista es inspirada). Incluso muchos protestantes evangélicos
eruditos de la Biblia admiten esto:
“Mientras que sabemos
que en tiempos de Jesús había diferentes canones del Antiguo Testamento porque el proceso canónico no estaba todavía completo,
la verdad gloriosa es que Dios ha invitado a los humanos a ser socios
en reunir las Escrituras. Pienso que las implicaciones son que no
puedes tener Escritura sin la comunidad de fe (en otras palabras, la
Iglesia). No es simplemente una revelación privada. Dios nos da la
Escritura, pero luego la Iglesia, bajo la guía de Dios, debe elegir
lo que está dentro y lo que está fuera”[7]
¿Entonces porqué los
judíos no aceptan el canon alejandrino? Ellos siguen a sus
predecesores que, alrededor del año 100 D.C., decidieron que la
Septuaginta, que seguía el canon alejandrino, tenía al menos dos
problemas: Primero, estaba escrito en griego, que después de la
destrucción de Jerusalén era “no judío” o incluso “antijudío”
[8]. Segundo, los cristianos, siguiendo la guía de sus líderes
apostólicos, usaban ampliamente la Septuaginta, especialmente en
apologética para con los judíos; así, los judíos no cristianos
querían negar el valor de algunos de sus libros, tales como el libro
de la Sabiduría, que contiene una profunda profecía de la muerte de
Cristo.
En palabras del
protestante erudito en la Septuaginta Sir Lancelot Benton:
“La veneración con la
que los judíos habían tratado ésta [la Septuaginta] (como se
muestra en el caso de Filón y Flavio Josefo), dio lugar a
sentimientos encontrados cuando descubrieron cómo podía ser
utilizada en su contra: por lo tanto condenaron la versión, y
buscaron privarla de cualquier autoridad”[9].
¿Cuáles son los
argumentos clásicos protestantes contra los libros deuterocanónicos?
Su mayor objeción es que los deuterocanónicos contienen doctrinas y
prácticas, tales como la doctrina del purgatorio y las oraciones por
los difuntos, que son irreconciliables con la Escritura auténtica.
Esta objeción, por supuesto, esquiva la cuestión. Si los
deuterocanónicos son Escritura inspirada, entonces estas doctrinas y
prácticas no se oponen a la Escritura sino que son parte de la
Escritura. Otra objeción es que los libros deuterocanónicos no
contienen nada profético. Esto se demuestra claramente falso
comparando Sb 1,16-2,1 y 2,12-24 con la pasión de Cristo según
Mateo, especialmente Mt 27,40-43.
Varios protestantes
también argumentan que, debido a que ni Jesús ni sus Apóstoles
citaron de los deuterocanónicos, deberían dejarse fuera de la
Biblia. Esta afirmación ignora que ni Jesús ni sus apóstoles citan
del Eclesiastés, Ester o el Cantar de los Cantares, ni los mencionan
en el Nuevo Testamento; aun así los protestantes aceptan estos
libros. Además, el Nuevo Testamento cita y se refiere a muchos
libros no canónicos, como la poesía pagana citada por Pablo y las
historias judías referidas por Judas, que ni los protestantes ni los
católicos aceptan como Escritura. Claramente el ser citado en el
Nuevo Testamento, o la falta de ello, no puede ser un indicador
confiable de la canonicidad del Antiguo Testamento. (Esto también
esquiva la cuestión de cuales libros pertenecen al Nuevo Testamento y
cuales no).
Otros protestantes
argumentan que los judíos de hoy no aceptan los deuteroncanónicos.
Esta objeción es problemática por dos razones. La primera es el
porqué los judíos rechazan esos libros (leer más arriba). Estos
libros son rechazados por los judíos en base a su antagonismo con el
cristianismo, algo que los protestantes no deberían apoyar. El
segundo problema es: ¿Porqué deberían los cristianos aceptar la
autoridad de no cristianos posterior al establecimiento de la Iglesia
en lugar de la autoridad de los Apóstoles de la Iglesia que Cristo
fundó? ¿Fundaría Dios una Iglesia y luego la dejaría caer en
grave error acerca del canon del Antiguo Testamento? Esta es una
posición insostenible para cualquier cristiano.
Otros apuntan al
“rechazo” de San Jerónimo de los deuterocanónicos. Mientras que
Jerónimo era originalmente receloso de los libros “extra” del
Antiguo Testamento, que él sólo conocía en griego, aceptó
plenamente el juicio de la Iglesia sobre el asunto, como se muestra
en una carta escrita en el año 402:
“¿Qué pecado he
cometido si sigo el juicio de las iglesias?...No estaba relatando mi
personal punto de vista [cuando escribí las objeciones de los judíos
a la forma larga de Daniel en mi traducción], sino las observaciones
que los judíos están acostumbrados a hacer contra nosotros. (Contra
Rufino, 11:33).[10]
Recuerden que los
protestantes rechazan la versión alejandrina de Daniel, que es más
larga; San Jerónimo no lo hizo.
Algunos protestantes
afirman que la Iglesia no definió con autoridad el canon de la
Escritura hasta el Concilio de Trento y, dado que el Concilio fue una
reacción a la Reforma, los deuterocanónicos pueden ser considerados
una “adición” al canon cristiano original. Esto también es
incorrecto. Los Concilios regionales la Iglesia antigua había
enumerado los libros de la Biblia varias veces antes de la Reforma,
siempre manteniendo el canon católico actual. Ejemplos incluyen el
Concilio de Roma (382), el Concilio de Hipona (393), y el tercero y
cuarto Concilio de Cartago (397,418). Todos ellos afirmaron el canon
católico como lo conocemos hoy, mientras que ninguno afirmó el
canon protestante.
Este mismo canon también
tuvo el apoyo total de importantes Padres de la Iglesia como San
Agustín. En el año 405, el Papa Inocencio enseñó también el
canon en una carta a Exuperio, obispo de Toulouse, el mismo año que
San Jerónimo completó la traducción Vulgata Latina bajo pedido de
los Papas. Mil años más tarde, al buscar reunirse con los coptos,
la Iglesia afirmó el mismo canon en el Concilio ecuménico [11] de
Florencia en 1442. Cuando el canon se volvió un tema serio después
de la Reforma Protestante en el siglo XVI, el Concilio de Trento
definió dogmáticamente lo que la Iglesia había enseñado
constantemente por más de 1,000 años.
R.C. Sproul, un
prominente teólogo protestante, afirma que debemos aceptar la Biblia
como una “colección falible de libros infalibles”, y muchos
protestantes encuentran atractiva esta idea. Hay serios problemas con
esta posición. El mayor problema es este: Mientras que afirma que
los libros infalibles existen en algún lugar en el mundo, esta
afirmación implica que no podemos tener garantía de que todos, o
incluso alguno, de esos libros infalibles estén en las Biblias que
usan los cristianos. Si la colección es falible, el contenido no es
necesariamente el de los libros que son infalibles. ¿Cómo podemos
saber, entonces, que el Evangelio de Juan, que todos los cristianos
aceptan, es legítimamente parte de la Escritura, mientras que el
llamado Evangelio de Tomás, que todos los cristianos rechazan no lo
es? La afirmación de Sproul apunta a la necesidad de una autoridad
fuera de la Biblia para poder tener una colección infalible de
libros infalibles.Es contradictorio creer que en la infalibilidad de
la Biblia y la confiablidad de su canon sin creer en la infalibilidad
de la Iglesia.
Para responder a la
pregunta “¿quién decidió qué libros van en la Biblia?”
debemos reconocer la autoridad de la Iglesia que Cristo fundó, la
Iglesia que ha discernido infaliblemente con la guía de Dios cuales
libros pertenecían y cuales no. Esto significa reconocer que el
Antiguo Testamento más largo es el correcto.
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[1] Los 7 libros
deuterocanónicos son Tobías, Judith, Sabiduría, Sirácides
(Eclesiástico), Baruc, y 1 y 2 de Macabeos.
[2] Por razones
similares, Martín Lutero rechazó la canonicidad de la Carta de
Santiago en el Nuevo Testamento. Sin embargo, sus colegas
protestantes incluyeron a Santiago.
[3] La Septuginta se
abrevia a menudo como “LXX.”
[4] El canon palestino es
llamado a veces “masorético” porque los rabinos medievales eran
llamados “masoretas”.
[5] Cf. Mt. 28,19-20; 1
Tim 3,15.
[6] La Didajé es un
documento del primer siglo que contiene enseñanzas de los Apóstoles
de Cristo.
[7] Dr. Peter Flint, un
teólogo Protestante Evangélico que obtuvo su doctorado en la
Universidad de Notre Dame, citado en Christianity Today, Octubre 6,
1997.
[8] Los eruditos saben
ahora, basándose en evidencia de los rollos del Mar Muerto, que algunos
libros deuterocanónicos existían previamente en hebreo. Los judíos
del año 100 no sabían esto.
[9] Sir Lancelot C. L.
Benton, Introduction to The Septuagint With Apocrypha, Hendrickson
Publishers, 1997.
[10] Además, la versión
Vulgata Latina de la Biblia, que San Jerónimo terminó alrededor del
año 406, incluía los deuterocanónicos.
[11] El término
ecuménico significa literalmente “universal”, queriendo decir
que un concilio es ecuménico cuando el colegio de obispos de todo
el mundo se tienen un encuentro en unión con el Papa.
Tomado y traducido de: http://www.cuf.org/2004/04/the-complete-bible-why-catholics-have-seven-more-books/
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